martes, 13 de enero de 2009


SOBRE EL AMOR DE LOS MANSOS


Como no sabemos amarnos,
odiémonos bien
y comencemos la nueva era del odio.

Odiémonos bien
como si en nuestro odio
el mendigo pudiera encontrar su cobijo.
Con los brazos puestos en cruz,
metiendo sus manos frías
entre los muslos del gigante.

Odiémonos
como si las hebras de este estigma
no se enredaran en la garganta
y el sabor de la esperanza
se despegara del cielo de la boca.

Por cada cicatriz
que nosotros mismos nos infringimos
en la garganta.

Por cada ángel,
que dios cuelga en los balcones
de aquellos que creen en él.



Elka

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